Mapa
Ayer cenamos en este restaurante que habíamos descubierto por casualidad dando un paseo por el barrio y que está situado donde antes había una cervecería alemana. El local ocupa una esquina diáfana que está totalmente acristalada, pudiéndose apreciar desde la calle la decoración. Resulta muy acogedor por la iluminación, con diferentes tipos de lámparas repartidas caóticamente; las sillas también son diferentes unas de otras; paredes de ladrillo cubiertas de fotografías y dibujos. Los camareros, de origen asiático en su mayoría, son muy amables y el servicio bastante rápido.
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Interior del local |
Comimos una tempura de verduras con pollo marinado a la plancha y un solomillo ibérico con huevo y patatas fritas, acompañado de tomate frito casero. Este es el tipo de restaurante en el que tienen los platos medio preparados y te sirven bastante rápido, lo que influye en la calidad de los mismos, pero que no es obstáculo para que todo estuviese correcto y más teniendo en cuenta los precios, bastante asequibles. Podemos resaltar la tarta de manzana con crema de leche y helado de vainilla, que estaba especialmente buena.
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"La cuenta" |
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